16 Oct 2009
Edurne retrasa su partida para rescatar el cuerpo de un montañero fallecido ayer

La decisión de abandonar el intento al Shisha Pangma fue triste pero, como decía Edurne ayer, era la única opción correcta. No sabía entonces hasta qué punto. Minutos después de relatar a la redacción de Endesa las razones que le habían llevado a desistir, recibía un nuevo golpe: el italiano Roby Piantoni, vecino de Campo Base y amigo, acababa de sufrir una caída mortal, precisamente en la vía Británica – la que Edurne había renunciado a escalar.

“Es una tragedia,” comentaba un miembro del equipo de Campo Base de Edurne. “Cuando vimos que los dos amigos de Roby regresaban sin el, y que se abrazaban llorando a sus compañeros, comprendimos que había ocurrido algo grave. Si ya estábamos tristes, esta noticia nos ha dejado deshechos.”

Accidente mortal

Los hechos no se conocen aún al detalle. Sin embargo, parece que Roby y sus compañeros de expedición Marco Astori y Jury Parimbelli habían comenzado a escalar la vía Británica de madrugada, algo por detrás del suizo Jean Troillet y el francés Jean-Ives Frederiksen. Según los testigos, Roby cayó al vacío al romperse la cuerda a la que se estaba asegurando. Los demás alpinistas corrieron a su encuentro, pero no pudieron hacer nada más que constatar que su compañero había fallecido, y enterrar el cuerpo como mejor pudieron.

Roby tenía sólo 32 años, a pesar de lo cual era un escalador de primera línea: guía profesional e instructor de otros guías, había hecho cima anteriormente en el Everest sin oxígeno suplementario y en el Gasherbrum II, más intentos a otros dos ochomiles. Junto a su equipo, esperaba abrir una nueva ruta en la Sur del Shisha.

En Italia, la familia sufre la tragedia por partida doble, ya que el padre de Roby también falleció en la montaña, víctima de un alud cuando escalaba en los Andes de Perú. Por ello, han insistido en que se haga lo posible para recuperar el cuerpo y repatriarlo.

Un rescate difícil

No será una tarea fácil. El cadáver se encuentra a más de 6.200 metros de altura, en un terreno muy complicado, y el camino hasta el Campo Base tampoco es fácil. Además, las autoridades chinas prohíben que vuelen helicópteros en el espacio aéreo del Tíbet, por lo que una evacuación aérea queda fuera de la cuestión.

Sin embargo, sus amigos van a intentar cumplir los deseos de la familia – y el resto de los alpinistas que se encuentran en el campo base les ayudarán, empezando por Edurne, que se prestó voluntaria inmediatamente. 

Esta mañana se celebró una ceremonia en el Campo Base, y se colocó una placa con el nombre de Roby en una zona memorial, junto a otras que recuerdan a los alpinistas fallecidos en la cara sur del Shisha Pangma. Por la tarde, parte del equipo de Al Filo de lo Imposible regresó a Nyalam. Sin embargo Edurne, Asier y Ferrán se han quedado en el Campo Base, junto a los dos Sherpas de la expedición, para acudir al rescate a primera hora de mañana.

Los montañeros se dividirán en dos grupos, intentarán llegar hasta el cuerpo y bajarlo hasta el pie de la pared de alguna manera, para luego recorrer el largo camino de vuelta al Campo Base. La tarea llevará sin duda todo el día, pero Edurne y los suyos confían en poder terminarla a tiempo y regresar a Nyalam esa misma noche o en la madrugada del domingo.

Solidaridad montañera

Desde luego, la misión a la que se enfrentan Edurne y sus compañeros es ingrata y peligrosa. Sin embargo, es la prueba de que aún existe algo llamada “solidaridad montañera”, por la cual los alpinistas tienen el deber moral de ayudarse unos a otros en momentos de dificultad, aunque pertenezcan a expediciones y países diferentes, aunque no se conozcan siquiera.

Se ha escrito mucho últimamente sobre la pérdida de valores que ha traído consigo la comercialización de las montañas, sobre todo en los ochomiles del Himalaya – a menudo, con razón. Sin embargo, la actitud de los que se encuentran hoy en la cara sur del Shisha Pangma demuestra que no se puede generalizar. Y dice mucho a favor de todos ellos.

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